viernes, 24 de septiembre de 2010

De paseo entre el lapislázuli, barrio Bellavista, extranjeros y anécdotas


Por Stephanie Arellano 


Lapislázuli – House, es el primer local completamente pintado de azul que se impone frente a la Universidad San Sebastián. Antes de entrar, vemos en la puerta una bandera chilena colgando, lo que nos indica que el ánimo dieciochero se ha instalado por todos lados. Nos abre la puerta una amable vendedora. Luego de entrar, tomamos asiento, ya que la dueña del local, Luciana Celis (66) se encontraba sacando cuentas junto a su contadora. Y entre números y números, le comentaba que desde hace unos días un grupo de japoneses la ha entrevistado diariamente. Le están haciendo un seguimiento con el fin de mostrar cómo es la vida de esta chilena, pionera en el rubro de trabajar con la piedra lapislázuli. El cual se emitirá en los programas culturales de Japón.
Luego de servirse un delicioso plato de porotos y una copa de vino tinto, prende un cigarro y mientras mira atentamente a su alrededor y especialmente a la puerta, para ver a los clientes, accede a nuestra entrevista.



-¿Luciana, cuánto tiempo lleva trabajando en este sector?
- Uff, llevo más de cuarenta años trabajando el este mismo lugar. Y he visto de todo.

-¿Qué la motivó a elegirlo?
- Lo que más me llamo la atención para poner mi tienda en este sector, es lo turístico y céntrico de este lugar. Eso lo hace muy llamativo. Es por eso que aquí llega gente de todas partes del mundo y de Chile, ciertamente.

-¿Algún familiar suyo también trabajó o trabaja en este barrio?
- Toda mi familia ha trabajado aquí. Yo empecé a los diez años a trabajar. Y mirando y mirando, aprendí este oficio de trabajar con el lapislázuli. Luego mi hermano y mi suegra se integraron. Siempre ha sido un negocio bien familiar. Comenzando por mi suegro. Quien desde Brasil trajo la piedra, que aún acá no se explotaba. Luego de su muerte, yo decidí seguir con la tradición de seguir explotando y divulgando por el mundo y por Chile la importancia de esta piedra preciosa. Lo que me ha llevado a estar más de 20 años recorriendo el mundo dando a conocer el lapislázuli. Y aquí me tienes (risas).

-¿Qué es lo que más le llama la atención del Barrio Bellavista?
- Fíjate que a pesar de que he recorrido muchos países y ciudades, cada cual con sus respectivos encantos. Me agrada bastante el hecho de llegar acá. Y lo que más me gusta, es lo interrelacionado que están tanto la cultura, bohemia y el Parque Metropolitano que está al final de la calle Pio Nono. Esa sincronía de estas tres cosas, es lo que más me gusta. Aunque le añadiría más seguridad.

-¿Qué relación tiene con los turistas que vienen a su local, en cuanto a qué cosas le dicen ellos de este barrio o usted qué les recomienda?
- Mira, la verdad es que netamente la relación es de comercio. O sea que ellos llegan y yo les vendo mis productos. Pero siempre intento conversar harto con ellos. Y así me cuenta que les encanta mucho el hecho de tener todo cerca y a precios muy baratos. Ya sea cosas para tomar, comer o cuando van de compras. Para ellos todo es muy alcanzable. Además, se fascinan con la infraestructura de este sector, sin duda alguna que es muy llamativo para todos los turistas que llegan acá.

-¿Cómo ha tomado la incorporación de nuevas universidades a este barrio?
- Honestamente, pésimo. El hecho de ver todos los días y a cada rato adultos y jóvenes tomando constantemente, la verdad que eso afecta mucho. Y en particular a mi negocio. Si supieras cuantas veces he visto como le roban a los turistas frente a mi local, ya perdí la cuenta. Y en su mayoría, tipos drogados o copeteados. Así que no me ha gustado para nada la incorporación de estas universidades al barrio. Más borrachos y menos seguridad, agrega.

-¿Qué opina sobre los prejuicios que se tienen con respecto al barrio?
- Concuerdo con algunos y estoy en pleno desacuerdo con otros. Por ejemplo, con la falta de seguridad. Ya que las noticias se han encargado de mostrar día a día que este lugar está muy malo y todo eso. Entonces sí pido que la presencia de carabineros sea más constante. Aunque por otro lado, estoy en descuerdo con que este barrio es sólo para el carrete como dicen ustedes los jóvenes. Porque si recorres unas cuadras, te encuentras con un sinfín de librerías, sitios donde se puede enriquecer la cultura, restaurantes, parques y la casa de nuestro querido Pablo Neruda. Este es un barrio muy diverso, en donde el carrete no tiene por qué estar en las primeras columnas de los diarios

-Y respecto a su trabajo, ¿cómo ha logrado mantenerse todo este tiempo?
- Buena pregunta. Pero yo creo, honestamente, que es gracias a la perseverancia y el esfuerzo. Yo atiendo todos los días del año, de lunes a domingo, de 9 de la mañana hasta las 20 horas. Para mí no existen festivos. Mientras en verano se van todos a tomar el sol, yo me quedo acá. Esa es mi recompensa, el hecho que a mi local siempre vengan personas. Sin quererlo, todos los reconocimientos me llegan sin pedirlo. He salido en muchas guías turísticas sobre este barrio. Y eso es publicidad clara para mi tienda. Y jamás lo he pedido (risas).

-Con todo el tiempo que lleva trabajando en este barrio, ¿qué futuro le ve al Barrio Bellavista (bohemio, universitario o turístico)?
- Realmente, creo que este barrio seguirá siendo netamente turístico y cultural. Está bien que por un lado siempre resalte por el carrete y la gran variedad de pubs que hay por esta calle (Pio Nono). Pero en libros, sitios de internet y apenas llegan a chile (turistas), uno de los lugares que les recomiendan es éste, nuestro Barrio Bellavista. Es por eso que lo cultural se interrelaciona con lo bohemio. Como sabrás, a los europeos en general les gusta mucho beber, pero beber socialmente. Para intercambiar conocimientos, experiencias, vivencias. Y eso es lo que a este barrio lo irá tirando hacia arriba. Le cambie un poco ese estigma de barrio inseguro. De eso estoy segura.

domingo, 29 de agosto de 2010

A seis meses del terremoto, ¿cómo está el barrio Bellavista y Pio Nono?

¿Qué pasó?, ¿Cómo estás?, ¿Te pasó algo?, ¿Todos bien? Esas de seguro fueron algunas de las interrogantes que surgieron luego del terremoto del 27 de Febrero pasado. No obstante, ahora que han transcurrido seis meses de aquella madrugada tan movida. Surgen otro tipo de preguntas, ¿en qué están ahora los chilenos?, ¿qué medidas se tomaron?

Por Stephanie Arellano

Fue así, que recorriendo las calles del Barrio Bellavista y Pio Nono fueron emergiendo diversas respuestas. Como por ejemplo, una de las locatarias del restaurant La Palmera, ubicado en la intersección de las calles Pio Nono con Antonia López de Bello. Karen Flores (30), quien esa noche junto al personal estaban cerrando el restaurant y les tocó pasar el terremoto ahí. Sin embargo, una de las consecuencias que tuvo luego del 27 de febrero, fue que en las primeras dos semanas, las ventas bajaron considerablemente. De hecho, el primer fin de semana de marzo bajaron alrededor de 40% el precio de los tragos. A fin de llamar la atención de los consumidores.

Y una de las precauciones que tomaron, fue la de poner carteles dentro del reciento, indicando dónde está la salida en caso de emergencia.
Siguiendo el recorrido por la calle Constitución. Un artesano y cuidador de auto. Francisco Parra (32), quien lleva más de cinco años trabajando en este sector. Mientras uno de sus amigos le trae almuerzo. Parra sigue en su labor habitual de ayudar a estacionar autos y saluda a cuanta persona aparece. Es así como nos va relatando de qué manera el terremoto afectó al barrio donde él trabaja.

“Mira flaca, a mí el terremoto no me afectó en nada. Esa noche estaba viendo a La Noche en el festival, después tomé dos jabas de cervezas, me fumé unos pitos y me quedé dormido hasta el otro día”, comenta. Pero una de las cosas que destaca, es que a seis meses de ocurrido el terremoto. Es que la gente viene más. Tomando en cuenta que la calle en la que él trabaja hay muchos hostales. Por ende “la mayoría son extranjeros que llegaron pos terremoto”, como añade Parra.
Y en lo que respecta a su trabajo. “Diariamente me hago entre 30 y 40 luquitas. Igual que antes del terremoto”, añade. Además comenta que actualmente, con la llegada del buen clima, la gente viene más. De noche o de día. Hay varios teatros, pubs o restaurantes para compartir. La afluencia del público no varió mucho.


Ahora bien, otra de las repercusiones que trajo este terremoto, fue en relación a los comerciantes del Parque Metropolitano.

Paula Galarce, en su puesto a la entrada del Parque Metropolitano
Entre el ir y venir de turistas, niños y adultos en una soleada tarde de agosto. Paula Galarce, secretaria del Sindicato de los Comerciantes, nos comenta de qué manera, a seis meses del terremoto, se han organizado y qué problemas han surgido entre los vendedores a la entrada del Parque Metropolitano.

“La primera medida que esperábamos esa que el que el primer mes no se nos cobrará el permiso del parque. Pero lo cobraron igual. No hubo perdonazo para nadie”, añade cabizbajo Galarce. Y eso la afectó en gran manera. Puesto que se fueron atrasando en los pagos y además su casa, ubicada en Antonia López de Bello con Capellán Abarzúa, sufrió serios daños estructurales. Y al momento de preguntarle si tiene alguna grieta en su casa que le de miedo, responde “yo estoy sola en la casa, y una de las murallas de la fachada de mi casa se separó 10 cms del techo, tuvo una inclinación. Por lo que pedí ayuda a la municipalidad, pero nada. No he tenido respuesta”.

Pero hay otras repercusiones que dejó este terremoto. Y es que cuando hay algún inconveniente, se llama a una reunión con el Director (S) del Parque Metropolitano, Mauricio Fabri. Quien argumenta que los comerciantes deben regirse según el contrato. Sin embargo, Paula argumenta que “actualmente se vive en un ambiente muy tenso de trabajo. No hay filtros con los permisos. Acá cualquiera llega a vender. Muchos no tienen educación para tratar con el público”.

Al seguir con el recorrido es posible comprobar lo anterior. Ya que de un puesto a otro se gritan algunos improperios. “Hay problemas con un adulto mayor. Los hermanos de éste la ofenden en público”, agrega Galarce.

Es por eso que acuden constantemente con el Director (S) del Parque Metropolitano. Para que ayude a solucionar los problemas de convivencia que desde hace seis meses aqueja a los comerciantes. Debido a que luego del 27 de febrero, hubo una ordenanza en la que todos los vendedores tienen que tener los mismos artículos a la venta en sus puestos. Lo que generó el disgusto y la división de muchos.

“Queremos y tenemos derecho a tener un lugar tranquilo para vender. Ya que nosotros vivimos de lo que los turistas nos dejan”, añade Paula.

Sin duda que luego del terremoto, hubo muchas versiones en cuanto a la manera en que los afectó y qué medidas han tomado en sus respectivos trabajos.
No obstante, a seis meses aún siguen las mismas personas esperando las mismas respuestas y ayuda requerida con bastante tiempo. ¿Tendrán que seguir esperando?…

jueves, 19 de agosto de 2010

Recorriendo Bellavista y sus alrededores

La intersección de las calles Bellavista y Pio nono, no es solamente una vía de puro carrete y diversión. Sino que también cuenta con un espacio para la recreación, el esparcimiento y un ambiente mucho más familiar. Pero la calle Pio nono tiene un sinfín de historias y anécdotas. Tal como lo retratan quienes han vivido por años en el barrio y otros, los cuales llegaron hace poco y ya tienen sus impresiones.


Por Stephanie Arellano


La tarde del dieciocho de agosto a las tres de la tarde y cruzando el puente Pio nono, un gran edificio es lo que primero se impone. Es el Campus Bellavista de la Universidad San Sebastián. En las afueras hay gran cantidad de jóvenes reunidos. Al preguntarles a tres de ellos sobre cuál es la visión que tienen del barrio en el que estudian y cómo ocupan el espacio que tienen. Estos tres estudiantes de segundo año de Kinesiología responden, “acá es súper seguro en el día, pero después de las 19 horas es complicado. A mí, por ejemplo, me asaltaron el día del último partido en que jugó Chile en el Mundial de Sudáfrica. Y los días que salgo a las 10 de la noche, me voy casi corriendo al metro”, señala Diego Jiménez. No obstante, la otra estudiante le rebate. “Pero si andas con cuidado, obvio que nada te pasará. Además hay muchos lugares para ir a tomarse un café”, añade María José Troncoso. Y la otra estudiante, Soledad González comenta que, “este barrio tiene cosas que se complementan. Además en todos lados te asaltan. No hay que estigmatizarse por lo que nos dicen las noticias”.

Siguiendo el recorrido por la calle Pio nono, un sinfín de bar tender sale al acecho de todos los transeúntes para ofrecerles las promos de la tarde, en especial si eres estudiante universitario. Y en una de las mesas que se encuentran afuera del local, acompañada de una soleada tarde. Un grupo de brasileños residentes en Santiago desde hace cinco años, comentan que “sin lugar a dudas éste, (barrio bellavista) es uno de los lugares más seguros para reunirse con sus coterráneos y conversar sobre variados temas”. Además, “si el día está rico, mejor es la excusa para juntarnos”, añade Fabio.

Sin embargo, en el frontis del Parque Metropolitano se encuentran varios puestos de artesanías y otros que venden peluches de los más variados diseños. Es en el segundo puesto donde se encuentra la señora Paula Galarce. Una vendedora muy amable que al responder unas preguntas se ve interrumpida por las preguntas y ventas a unos niñitos de un colegio de Macul, de uno de sus peluches más insignes. El tradicional muñeco que nos ponemos en la mano. Comenta que tiene 60 años de vida aquel juguete.

Ahora bien, al preguntarle sobre el barrio bellavista Galarce responde. “Este es mi lugar de trabajo y donde vivo desde hace años. Toda mi familia ha vivido acá. Además este lugar, en 1800 aproximadamente, era conocido como la Chimba (nombre dado al sector norte del Santiago de Chile colonial, dedicado a labores agrícolas y poblado desde el periodo prehispánico por familias indígenas) o decir que mi casa tiene más de doscientos años y eso era un orgullo para uno”. Pero uno de los puntos que destaca, es que con la llegada de las universidades, éstas vinieron a revivir el ambiente. “Puesto que en los 80´s este barrio era muy fome. Y si querías hacer algo, había que ir a otros lugares más lejos”.

No obstante, Paula hace un llamado de atención al comentar que “si bien, actualmente, hay muchos carabineros resguardando el sector, lo que les hace falta son mayores facultades en contra de los antisociales”. Y que haya una mayor capacitación en distintos idiomas, tanto para carabineros como para los propios comerciantes. “De esa manera se fomenta más el comercio, porque a los turistas les gustan las anécdotas de acá. Y necesitamos saber el idioma. Yo por lo menos, me defiendo con el portugués, pero si me hablan despacito”, añade entre risas Galarce.

Es así como el lado cultural del barrio bellavista, claramente tiene un gran potencial y extiende una invitación tanto a santiaguinos y extranjeros para que recorran sus calles, parques, plazas restaurantes y monumentos. Cuenta con lugares que llaman a gritos ser visitados y explorados a fondo por los visitantes.