domingo, 29 de agosto de 2010

A seis meses del terremoto, ¿cómo está el barrio Bellavista y Pio Nono?

¿Qué pasó?, ¿Cómo estás?, ¿Te pasó algo?, ¿Todos bien? Esas de seguro fueron algunas de las interrogantes que surgieron luego del terremoto del 27 de Febrero pasado. No obstante, ahora que han transcurrido seis meses de aquella madrugada tan movida. Surgen otro tipo de preguntas, ¿en qué están ahora los chilenos?, ¿qué medidas se tomaron?

Por Stephanie Arellano

Fue así, que recorriendo las calles del Barrio Bellavista y Pio Nono fueron emergiendo diversas respuestas. Como por ejemplo, una de las locatarias del restaurant La Palmera, ubicado en la intersección de las calles Pio Nono con Antonia López de Bello. Karen Flores (30), quien esa noche junto al personal estaban cerrando el restaurant y les tocó pasar el terremoto ahí. Sin embargo, una de las consecuencias que tuvo luego del 27 de febrero, fue que en las primeras dos semanas, las ventas bajaron considerablemente. De hecho, el primer fin de semana de marzo bajaron alrededor de 40% el precio de los tragos. A fin de llamar la atención de los consumidores.

Y una de las precauciones que tomaron, fue la de poner carteles dentro del reciento, indicando dónde está la salida en caso de emergencia.
Siguiendo el recorrido por la calle Constitución. Un artesano y cuidador de auto. Francisco Parra (32), quien lleva más de cinco años trabajando en este sector. Mientras uno de sus amigos le trae almuerzo. Parra sigue en su labor habitual de ayudar a estacionar autos y saluda a cuanta persona aparece. Es así como nos va relatando de qué manera el terremoto afectó al barrio donde él trabaja.

“Mira flaca, a mí el terremoto no me afectó en nada. Esa noche estaba viendo a La Noche en el festival, después tomé dos jabas de cervezas, me fumé unos pitos y me quedé dormido hasta el otro día”, comenta. Pero una de las cosas que destaca, es que a seis meses de ocurrido el terremoto. Es que la gente viene más. Tomando en cuenta que la calle en la que él trabaja hay muchos hostales. Por ende “la mayoría son extranjeros que llegaron pos terremoto”, como añade Parra.
Y en lo que respecta a su trabajo. “Diariamente me hago entre 30 y 40 luquitas. Igual que antes del terremoto”, añade. Además comenta que actualmente, con la llegada del buen clima, la gente viene más. De noche o de día. Hay varios teatros, pubs o restaurantes para compartir. La afluencia del público no varió mucho.


Ahora bien, otra de las repercusiones que trajo este terremoto, fue en relación a los comerciantes del Parque Metropolitano.

Paula Galarce, en su puesto a la entrada del Parque Metropolitano
Entre el ir y venir de turistas, niños y adultos en una soleada tarde de agosto. Paula Galarce, secretaria del Sindicato de los Comerciantes, nos comenta de qué manera, a seis meses del terremoto, se han organizado y qué problemas han surgido entre los vendedores a la entrada del Parque Metropolitano.

“La primera medida que esperábamos esa que el que el primer mes no se nos cobrará el permiso del parque. Pero lo cobraron igual. No hubo perdonazo para nadie”, añade cabizbajo Galarce. Y eso la afectó en gran manera. Puesto que se fueron atrasando en los pagos y además su casa, ubicada en Antonia López de Bello con Capellán Abarzúa, sufrió serios daños estructurales. Y al momento de preguntarle si tiene alguna grieta en su casa que le de miedo, responde “yo estoy sola en la casa, y una de las murallas de la fachada de mi casa se separó 10 cms del techo, tuvo una inclinación. Por lo que pedí ayuda a la municipalidad, pero nada. No he tenido respuesta”.

Pero hay otras repercusiones que dejó este terremoto. Y es que cuando hay algún inconveniente, se llama a una reunión con el Director (S) del Parque Metropolitano, Mauricio Fabri. Quien argumenta que los comerciantes deben regirse según el contrato. Sin embargo, Paula argumenta que “actualmente se vive en un ambiente muy tenso de trabajo. No hay filtros con los permisos. Acá cualquiera llega a vender. Muchos no tienen educación para tratar con el público”.

Al seguir con el recorrido es posible comprobar lo anterior. Ya que de un puesto a otro se gritan algunos improperios. “Hay problemas con un adulto mayor. Los hermanos de éste la ofenden en público”, agrega Galarce.

Es por eso que acuden constantemente con el Director (S) del Parque Metropolitano. Para que ayude a solucionar los problemas de convivencia que desde hace seis meses aqueja a los comerciantes. Debido a que luego del 27 de febrero, hubo una ordenanza en la que todos los vendedores tienen que tener los mismos artículos a la venta en sus puestos. Lo que generó el disgusto y la división de muchos.

“Queremos y tenemos derecho a tener un lugar tranquilo para vender. Ya que nosotros vivimos de lo que los turistas nos dejan”, añade Paula.

Sin duda que luego del terremoto, hubo muchas versiones en cuanto a la manera en que los afectó y qué medidas han tomado en sus respectivos trabajos.
No obstante, a seis meses aún siguen las mismas personas esperando las mismas respuestas y ayuda requerida con bastante tiempo. ¿Tendrán que seguir esperando?…

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